Cada vez se invierte más en la primera infancia, pero quedan por resolver pre- guntas fundamentales sobre qué sistemas brindarán los mayores beneficios para la mayor cantidad de niños posible. Se necesitan parámetros comunes y holísticos para comparar de forma significativa los resultados de distintos contextos nacionales y culturales. La Evaluación Internacional sobre Apren- dizaje Temprano y Desarrollo (IDELA), con su cuestionario para cuidadores, analiza de forma directa la situación de la infancia mediante la recopilación de información sobre el estado de desarrollo y aprendizaje temprano y los factores que influyen en él.

Los datos de la IDELA proceden directamente de los niños, no de lo que perciben sus progenitores o docentes. Se trata de un instrumento que han utilizado varias instituciones de investigación, organizaciones de ayuda internacional o de la sociedad civil, y entidades gubernamentales de 54 países. Según The Lancet, ha marcado un hito por su influencia en las prácticas y políticas sobre desarrollo de la primera infancia (Black y otros, 2016). Varios países, desde Colombia hasta Bután, ya han implantado la IDELA a escala nacional para mejorar la equidad en la primera infancia.

Con un impecable rigor psicométrico y una gran sensibilidad (Wolf, 2017), la IDELA ofrece información para la mejora continua de los programas, garantiza una mayor rendición de cuentas en las iniciativas sobre educación infantil y proporciona datos holísticos sobre el desarrollo y el aprendizaje de los niños en diferentes países. Todo esto facilita que los gobiernos y los actores globales implanten a gran escala programas para la primera infancia que prioricen la calidad y la equidad, unos programas de todo tipo cuyo punto en común sea el hecho de estar centrados en los niños.

En los siete años de andadura de la IDELA, se ha llegado a dos grandes conclusiones. En primer lugar, no hay una receta válida en todo el mundo cuando se trata de elaborar programas para garantizar la equidad y el buen desarrollo de los niños. En el fondo, todos ellos necesitan educación, cuidados y salud para prosperar, pero las lagunas más graves son diferentes en cada contexto, por lo que el tipo de actuación y los mecanismos necesarios en cada caso son distintos.

Por ejemplo, incluso en los países de la OCDE, donde el 83,8% de los niños tienen acceso a servicios de enseñanza reglada para la primera infancia, los que viven en contextos marginales (como los de las comunidades romaníes) necesitan más ayuda para desarrollarse bien en sus primeros años de vida. Las organizaciones que trabajan en favor de este sector de la población utilizan la IDELA para probar soluciones como las transferencias de efectivo condicionales en Bulgaria o la sensibilización cultural adicional y el apoyo con el segundo idioma en Ucrania. Asimismo, en EE. UU. se utiliza la IDELA para analizar la eficacia de los programas de visitas al hogar para niños desfavorecidos.

2015 Cambodia

Foto: Save the Children

Además, los programas para la primera infancia también tienen que ocuparse de los niños que se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a guerras o desastres naturales, o que han estado expuestos a graves situaciones de violencia en su comunidad. En estos casos, la IDELA se está utilizando para valorar programas de ayuda socioemocional a los niños que se crían en campos de refugiados del Líbano y a los que viven en comunidades colombianas sometidas desde hace generaciones a guerras y violencia (Save the Children, 2017).

En segundo lugar, para los millones de niños de los países de renta media y baja que en 2030 seguirán sin acceso a escuelas de educación infantil, los programas que ofrecen alternativas a la enseñanza preescolar reglada ayudan a lograr un desarrollo óptimo. Por ejemplo, mediante los estudios realizados con la IDELA sobre los campos de educación infantil acelerada de Tanzania y grupos de encuentros de padres y madres en las zonas rurales de Etiopía, se ha comprobado que estos sistemas alternativos mejoran de forma considerable el desarrollo y el aprendizaje temprano de los niños (Borisova, 2017). En otros casos, se recurre a la IDELA para valorar soluciones tecnológicas utilizadas con niños sin escolarizar o como complemento de los programas escolares (Borzekowski, 2018).

A medida que se difunde la IDELA en todo el mundo, se obtiene más información sobre la viabilidad y rentabilidad de diversos programas en contextos diferentes, lo cual estimula el apoyo de distintas partes interesadas y los cambios tanto a nivel programático como sistémico. Los datos multidimensionales que aporta ayudan a saber cuáles son las soluciones que merecen inversiones a escala nacional, regional y global.

Se pueden consultar referencias en la versión en PDF del artículo.

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