La BUILD Initiative de EE. UU. fue creada en el año 2002 por Early Childhood Funders Collaborative para ayudar a los estados a desarrollar sistemas de alta calidad para la primera infancia. En 2009, esta iniciativa abanderó el nacimiento de la red de aprendizaje nacional QRIS (Quality Rating and Improvement Systems, sistemas de mejora y clasificación de la calidad), que ponía de manifiesto la importancia de la nueva estrategia estatal de sistemas de mejora y clasificación de la calidad para la creación de sistemas de aprendizaje temprano excelentes. En este artículo se exponen la historia de los QRIS y las dificultades por superar.

Antes de los años noventa, en EE. UU. el servicio de cuidado infantil diario se consideraba como dejar a los niños con un/a canguro mientras los padres trabajaban. Por lo general, la regulación estatal al respecto era mínima y se centraba en cuestiones sanitarias y de seguridad; en muchos casos, ni siquiera se exigía que los trabajadores tuvieran un título de enseñanza secundaria. A principios de la década de los noventa, las leyes para ayudar a las familias trabajadoras con bajos ingresos hicieron que aumentara la financiación de estos servicios y que sus defensores tuvieran la oportunidad de implantar nuevas estrategias para mejorar la calidad y para ayudar a los padres a elegir la mejor atención posible para sus hijos.

En los últimos años del siglo, varios estados empezaron a desarrollar los sistemas de mejora y clasificación de la calidad (QRIS) precisamente por estos motivos: para mejorar el cuidado de los niños pequeños y ayudar a las familias a elegir servicios de alta calidad. Los primeros QRIS se implantaron en Oklahoma, Carolina del Norte y Colorado, pero ahora se utilizan prácticamente en todos los estados.

¿Qué es un QRIS?

Un QRIS es un sistema organizado para evaluar, mejorar y comunicar la calidad de los programas de enseñanza y cuidado diario para la infancia temprana. Proporciona a los padres los instrumentos necesarios para convertirse en consumidores informados capaces de elegir servicios de alta calidad para sus hijos; brinda a los responsables de las políticas herramientas eficaces para mejorar la calidad de la atención y la educación de la primera infancia (AEPI); fomenta la rendición de cuentas para que los donantes, legisladores y contribuyentes inviertan en servicios de calidad sin poner en duda la gestión de los fondos; facilita una hoja de ruta para que los proveedores de servicios puedan mejorar la calidad; y protegen la salud y el desarrollo de los niños en la educación infantil y la atención temprana.

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Photo: BUILD Initiative

¿Cómo funciona un QRIS?

Un QRIS afecta al mercado de la AEPI principalmente de tres formas:

  1. Control de calidad
    Todos los QRIS establecen estándares de calidad progresivos (por lo general, entre tres y cinco niveles, muchas veces indicados con estrellas) basados en investigaciones y prácticas recomendadas; sobre todo se tiene en cuenta el nivel de estudios del profesor, la cantidad de alumnos por docente y las instalaciones. Estos sistemas también recogen mecanismos de supervisión y evaluación para determinar en qué medida los proveedores cumplen los estándares de calidad.
  2. Ayudas para los programas
    En el marco de la aplicación de los QRIS, los programas de cuidado infantil reciben ayudas. Además de asistencia técnica a la hora de llevar a cabo autoevaluaciones y elaborar planes de mejora de la calidad, se fomenta el desarrollo profesional para mejorar los conocimientos, las competencias y el nivel de estudios del personal. También se ofrecen incentivos económicos a los proveedores para fomentar las mejoras, y recompensas financieras considerables para mantener un nivel de calidad alto con el paso del tiempo.
  3. Información para los padres
    El uso de símbolos claros (por lo general, estrellas, como se suele hacer con los hoteles) ayuda a los padres a encontrar servicios de calidad. La clasificación de cada programa está disponible públicamente y a veces se ofrecen incentivos económicos para recompensar a los consumidores que eligen propuestas de alta calidad.

Si bien existen ciertas similitudes entre los distintos estados, también hay muchas diferencias. Algunos se centran en elevar el nivel de calidad mínimo; otros, en garantizar que las familias accedan a otros servicios que favorezcan un desarrollo infantil correcto; mientras que otros dan prioridad a la preparación para la escuela. En EE. UU., estos datos se denominan child outcomes (resultados del niño) en la jerga del sector.

Algunos estados han integrado los QRIS en su sistema de licencias para centros de cuidado infantil: la primera estrella indica que el programa cumple los requisitos mínimos para obtener la licencia, y un mayor número de estrellas se corresponde con un nivel de calidad más alto (por ejemplo, profesores más cualificados, mejores aulas o una menor cantidad de niños por docente). En cambio, el uso de los QRIS en otros estados es voluntario y totalmente independiente de las licencias. Los requisitos de calidad de cada nivel pueden variar mucho.

Muchos estados han creado un sistema de reembolsos por niveles como forma de incentivar y favorecer el mantenimiento de la calidad: así, los programas destinados a niños de familias con ingresos bajos que reciben asistencia estatal para el cuidado infantil obtienen un reembolso mayor si consiguen una clasificación con más estrellas. La legislación de Carolina del Norte determina que los subsidios estatales para el cuidado infantil solo se deberían usar en programas con un mínimo de tres estrellas, y otros estados ya están siguiendo su ejemplo.

¿Cuáles son los pros y contras de los QRIS?

Los estados han observado que los QRIS constituyen una estrategia importante no solo para mejorar la calidad del cuidado infantil sino también para concienciar tanto a los padres como a los responsables de las políticas sobre la importancia del aprendizaje temprano de calidad. Ahora los padres saben que no todos los servicios de cuidado infantil son iguales y que el número de estrellas refleja su nivel de calidad. Tal vez los responsables de las políticas no aprecien los matices de los distintos niveles de calidad, pero agradecen contar con un sistema de clasificación claro que les ayude a invertir dinero público en los programas de mejor calidad.

Sin embargo, todavía quedan muchas dificultades por superar:

  • Cada estado enfoca de forma diferente la parte del QRIS relativa a la mejora de la calidad, y los sistemas todavía no cuentan con la financiación suficiente para garantizar resultados. Se necesitan más fondos para elevar el nivel de calidad, reducir la cantidad de niños por docente y mejorar la formación y cualificación del personal.
  • Cuando los estados ofrecen pocos incentivos o no obligan a participar en el sistema de clasificación, es posible que el número de programas involucrados sea limitado, lo cual afecta negativamente tanto a la calidad de estos como a la información que se ofrece a los padres.
  • Los docentes que alcanzan los niveles de estudios necesarios para obtener más estrellas suelen abandonar el cuidado infantil para enseñar en escuelas, donde los salarios son más altos.
¿Qué hacer de cara al futuro?

En el campo de la AEPI, tenemos que avanzar hacia una mayor puesta en común de elementos y conceptos. Tenemos que especificar con claridad qué es un QRIS, qué objetivos aspira a alcanzar, qué actividades se financian para mejorar la calidad y cuánto van a costar. Si no mencionamos la financiación necesaria para mejorar la calidad, corremos el riesgo de utilizar el término QRIS para referirnos a cosas diferentes, con lo que este perderá fuerza. Es más, tal vez sea contraproducente emprender actividades en el marco de los QRIS sabiendo que la financiación es insuficiente para alcanzar el resultado deseado: si se llevan a cabo evaluaciones externas rigurosas de los sistemas inmaduros o con financiación insuficiente, probablemente se concluirá que estos QRIS en concreto no están cumpliendo los objetivos deseados, lo cual podría difundir entre la opinión pública la idea errónea de que todos los QRIS constituyen un malgasto de dinero.

Tenemos que trabajar más para analizar y definir la calidad de un modo que refleje mejor la realidad multirracial, multilingüe y multicultural de los niños y las familias, sin olvidar que un porcentaje muy alto de la población infantil vive en situaciones de pobreza. Una vez aclarada la cuestión del coste de la calidad, tenemos que buscar urgentemente la financiación necesaria para garantizar que todos los niños pequeños tengan la oportunidad de desarrollarse y aprender. Los sistemas destinados a la primera infancia han avanzado mucho desde que apareció el primer QRIS, pero todavía queda mucho camino por recorrer.

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