Cientos de miles de niños pequeños han perdido el acceso a la educación debido a la guerra civil que azota Siria. UNESCO Beirut considera que la educación de calidad destinada a la primera infancia constituye un motor para la reconstrucción, la consolidación de la paz y el sentimiento de esperanza de los pequeños refugiados y de sus familias. En este artículo se explica la importancia de adoptar un enfoque flexible, mostrar disponibilidad para dar clase en distintos entornos y con diversos profesionales, y satisfacer la necesidad de integrar la enseñanza no reglada para los refugiados en la educación reglada de los países que los acogen.

La guerra y los conflictos se han definido como “desarrollo a la inversa”(Collier, 2007) y, cuanto más se prolongan las crisis, peores son los efectos en el país y en la población. Ahora que comienza el sexto año consecutivo de conflicto sirio, ya hay una cantidad considerable de niños pequeños que viven en zonas afectadas y, como no parece que el conflicto vaya a resolverse a corto plazo, es probable que las cifras aumenten. La crisis ha forzado a 4,8 millones de personas a abandonar Siria en busca de refugio en los países vecinos: Líbano, Jordania, Turquía, Egipto e Iraq. Más de la mitad de los refugiados son menores de 18 años, incluyendo alrededor de 880.000 niños menores de 5 años (datos procedentes de ACNUR en mayo de 2016).

Las consecuencias que tienen las guerras en los refugiados se han demostrado ampliamente y se sabe que los efectos negativos para los niños pequeños, además de ser numerosos, afectan a todos los ámbitos de su desarrollo. Entre las secuelas que sufren, cabe señalar la pérdida de sus padres o cuidadores por la muerte de estos o por verse obligados a separarse de ellos, el abandono social y emocional, las lesiones físicas, la pérdida del hogar e interrupción de la rutina diaria, el hambre, la falta de higiene y asistencia sanitaria, y un alto riesgo de perder oportunidades educativas. En Siria toda una generación corre el riesgo de quedarse atrás y perder la esperanza. Las familias del país siempre han otorgado un gran valor a la educación, y a los padres les duele ver que sus hijos tienen que renunciar a ella.

Si no se garantiza que los refugiados más pequeños tengan acceso a una educación de calidad, los efectos para su futuro y su bienestar serán pésimos. La supervivencia de los niños pequeños y de sus familias puede depender de ello, pues la enseñanza, si se imparte en espacios seguros y neutrales, los protege desde el punto de vista físico, cognitivo y psicosocial. Además, permite a los niños recuperar ciertas rutinas y la esperanza en el futuro y puede servir como canal para satisfacer otras necesidades humanitarias básicas, así como para comunicar mensajes cruciales que fomenten la seguridad y el bienestar.

La UNESCO, en calidad de principal agencia para la educación de las Naciones Unidas, está actuando mediante su oficina de Beirut para promover la educación inicial como parte de la respuesta a la crisis siria. Entre las prioridades de su intervención, se encuentran las actividades de defensa, la formulación de políticas, el aumento de la resiliencia de los sistemas y la capacitación para ayudar a los cuidadores y al personal docente.

Flexibilidad, innovación y estimulación

¿Qué tipo de programas educativos necesitan los niños pequeños refugiados? Las palabras clave son flexibilidad, innovación y estimulación. Los programas para niños pequeños refugiados deberían cumplir los estándares de calidad mínimos especificados en el documento Minimum Standards for Education: Preparedness, response, recovery (Estándares mínimos para la educación: preparación, respuesta y recuperación) de la Red Internacional para la Educación en situaciones de Emergencia (INEE, 2010), pero esto se puede lograr en diferentes contextos: entornos escolares reglados, aulas provisionales, escuelas móviles, centros comunitarios, una tienda, bajo un árbol, en un centro de salud o de desarrollo social, o en el domicilio de un niño. En tiempos de crisis, estos servicios se pueden dejar en manos de profesores, trabajadores de la comunidad, asistentes sociales, voluntarios o cualquier tipo de profesional formado para ello.

Durante las primeras fases del conflicto, tal vez no resulte práctico implantar los programas de educación inicial por separado, sino que se pueden integrar en programas más amplios con el fin de proporcionar a los niños pequeños una solución completa que satisfaga sus necesidades holísticas.

La UNESCO promueve que los programas para la primera infancia los implanten diversos actores, ya sean entidades gubernamentales, no gubernamentales o locales. En este sentido, UNESCO Beirut colabora con una serie de ONG del Líbano para mejorar la forma de prestar estos servicios y la capacidad de ofrecer una educación de calidad en las circunstancias más difíciles: enseña a los docentes y al resto del personal involucrado a usar soluciones innovadoras para garantizar que se respete el derecho a una educación temprana de calidad y a un aprendizaje pertinente de forma inclusiva y respetuosa con las necesidades de los niños pequeños.

Instamos a que los programas de atención y educación destinados a la primera infancia se diseñen de forma acorde con el contexto y el entorno de los niños sirios y sus familias. Deberían implantarse en un espacio seguro y agradable, así como abarcar actividades para estimular el desarrollo cognitivo, socioemocional y lingüístico de los niños. Además de actividades de alfabetización y de cálculo básico, también debería haber ocasiones para aprender de forma recreativa, mediante propuestas lúdicas, artísticas, musicales, teatrales y deportivas. Resulta crucial que, en la medida de lo posible, las clases se impartan en la lengua materna de los niños.

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Photo: UNESCO Beirut

Educación no reglada

Para integrar a los niños refugiados que no pueden ir a la escuela en los países de acogida, las ONG han intentado ofrecer servicios de enseñanza no reglada (NFE). Así, han creado escuelas junto a los campos de refugiados y hoy numerosos niños siguen este tipo de programas. Por desgracia, los gobiernos de los países de acogida siguen sin fomentar, reconocer ni acreditar este tipo de aprendizaje, aunque próximamente abordarán este asunto.

UNESCO Beirut ha empezado a dialogar con varios gobiernos de la región para presentar una ambiciosa iniciativa de desarrollo de políticas nacionales y regionales concebidas para formalizar y reconocer la NFE. Estamos explicando a los responsables de las políticas que lo que se aprende en entornos no reglados constituye una importante fuente de capital humano: la experiencia internacional ha demostrado que la naturaleza complementaria de la NFE (sobre todo en el caso de los niños pequeños) fortalece el sistema de enseñanza y formación.

El sector de la educación reglada tiene que valorar lo que aprenden los refugiados en otros contextos: la NFE, en especial la destinada a la primera infancia, se puede utilizar como paso intermedio, como una especie de plataforma preparatoria o puerta de acceso a la enseñanza reglada. Por otro lado, la NFE puede abarcar también programas alternativos que integren distintos tipos de ayuda para los niños pequeños, como la educación para padres, el apoyo psicosocial y la orientación. Esperamos que nuestro trabajo contribuya a crear una mayor concienciación, consenso y aceptación entre los principales actores implicados para diseñar sistemas de enseñanza y formación, tanto reglados como no reglados, que se basen en un mejor conocimiento de lo que necesitan los refugiados.


Se pueden encontrar referencias en la version en PDF del artículo.

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