Durante los últimos años, Bangladesh ha avanzado de manera considerable en su objetivo de garantizar la educación preescolar para todos los niños pequeños. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, la experiencia vivida en este país hasta el momento demuestra lo rápido que se puede ampliar el alcance de los servicios destinados a los niños pequeños cuando existe una colaboración fluida y organizada entre el gobierno y las contrapartes de la sociedad civil. Entre esas contrapartes está Save the Children, que trabaja por el desarrollo de la primera infancia en Bangladesh desde 1983.
Por aquel entonces, la oferta de escuelas públicas con “clases para pequeños” (un año de enseñanza preescolar antes de comenzar la educación reglada a los 6 años) era esporádica, temporal y desestructurada. Pero ya se reconocía cada vez más la importancia de la primera infancia, lo cual se puso de manifiesto en 1990 cuando Bangladesh se convirtió en uno de los primeros países en ratificar los acuerdos de la Convención sobre los Derechos del Niño, además de sumarse a la Conferencia Mundial sobre la Educación para Todos. Sin embargo, a comienzos de la década del 2000, los programas gubernamentales para la primera infancia apoyados por UNICEF solo llegaban a una pequeña cantidad de niños y era la sociedad civil la que seguía proporcionando la gran mayoría de los servicios destinados a los niños pequeños. Ante esta situación, UNICEF y Save the Children decidieron en 2002 formar una red nacional de organizaciones a favor de los niños pequeños y, tras recopilar datos mediante una encuesta nacional para localizar a las entidades relevantes, lanzaron la Bangladesh ECD Network (BEN) oficialmente en 2005. Desde entonces, esta red formada por 172 miembros ha realizado actividades de defensa, compartido información y experiencias, fomentado la cooperación y mejorado las capacidades de las partes implicadas. El Instituto de Desarrollo Educativo de la BRAC University, en Dacca, hace las veces de secretaría.
La BEN se ha convertido en un foro sumamente eficaz para las colaboraciones entre organismos públicos y organizaciones no gubernamentales. Por ejemplo, cuando el Ministerio de Educación Primaria y de Masas publicó en 2008 un marco operativo para la educación preescolar universal, la BEN y el gobierno aunaron esfuerzos con el fin de establecer directrices para las colaboraciones entre el gobierno y las ONG a favor de la educación preescolar universal en Bangladesh. En ellas se estipulaba el papel del gobierno y de la sociedad civil a la hora de ampliar la cobertura de la educación preescolar, analizando los recursos y capacidades de cada uno. De este modo se abría la puerta a que los representantes de la sociedad civil pudieran encargarse de la enseñanza preescolar en las escuelas públicas, lo cual se regulaba con acuerdos firmados caso por caso (Institute for Child & Human Development, 2011).
En el año 2010, el gobierno anunció una nueva política nacional de educación que, por primera vez, contemplaba la enseñanza preescolar como la primera etapa del sistema educativo, cuyo objetivo era “crear ganas de aprender”. La intención de esta política era proporcionar enseñanza preescolar a todos los niños de cinco años y, con el tiempo, también a todos los de cuatro años (Ministerio de Educación, 2010). Ya en 2014, el gobierno declaró oficialmente el objetivo de que todas las escuelas primarias ofreciesen a los padres la oportunidad de brindarles a sus hijos enseñanza preescolar.
Carecemos de un sistema de recogida de datos exhaustivo y constante que permita evaluar los progresos, pero las cifras disponibles apuntan a que la ampliación del sistema de educación preescolar ha sido rápida y considerable. Por ejemplo, disponemos de los datos de la Campaña para la Educación Popular (CAMPE), un miembro activo de la BEN que realiza sondeos periódicos en los hogares de distritos representativos. Como se aprecia en la figura 1, estos sondeos revelaron que la matriculación preescolar neta pasó del 10,9% en 2008 al 40,4% en 2013 (el último año del que se tienen cifras) y que dicha subida se produjo en los niños de ambos sexos y tanto en las zonas rurales como en las ciudades (CAMPE, 2013).
Más recientemente, un censo gubernamental de 2015 sobre las escuelas primarias reveló que más del 99% de las públicas ya ofrecían cursos de preescolar, al igual que casi el 95% de las escuelas primarias “recién nacionalizadas” (Ministerio de Educación, 2015). Estas últimas pasaron de estar gestionadas por las comunidades con un poco de apoyo del gobierno a depender del gobierno en 2014. Como se muestra en la tabla 1, había un total de 93.247 instituciones que ofrecían enseñanza preescolar a más de 2,8 millones de niños, con un porcentaje casi igual de niños y niñas.
A pesar de estos avances, siguen quedando desafíos. Según el sondeo de hogares de la CAMPE para 2013, los niños de los entornos más acomodados tenían muchas más probabilidades de acceder a la enseñanza preescolar, ya que esta suele requerir algún tipo de desembolso económico para los padres. Según una evaluación de más de 500 instituciones preescolares realizada a finales de 2016 por la Dirección de Educación Primaria, aún sin publicar, hay una gran variedad de calidades en los entornos físicos y en la formación del profesorado, la cantidad de material didáctico acorde a la edad era limitada y los métodos educativos solían estar demasiado centrados en el estudio en lugar de fomentar el amor por el aprendizaje con actividades lúdicas y divertidas.
Experimentación con distintos modelos
Dado que el gobierno de Bangladesh aspira a ofrecer una educación preescolar universal y de calidad, resulta importante la colaboración estrecha con la sociedad civil, ya que permite experimentar con los distintos modelos disponibles, extraer conclusiones y mejorarlos con el fin de que sirvan de base para las políticas gubernamentales. En 2006, por ejemplo, Save the Children puso en marcha el programa Shishuder Jonno (que significa “Por los niños”) tanto en el distrito rural de Meherpur como en un suburbio urbano de Dacca e incluía la enseñanza preescolar como parte de un modelo más amplio que abarcaba a niños y adolescentes desde el nacimiento hasta los 19 años.
Al principio, el programa tenía un enfoque centrado en la familia cuyo objetivo era entender lo que esperaban los padres de la educación preescolar y ofrecer sesiones de crianza y bienestar infantil, pero ese modelo evolucionó hasta convertirse en un sistema comunitario de enseñanza preescolar para los niños de 5 años de Meherpur, que imparte las clases dentro de la comunidad. Los habitantes de la zona donaron terrenos, participaron en la construcción de las aulas y colaboraron de manera voluntaria para crear un comité administrativo escolar. También se contó con docentes para 2,5 horas de clase al día, cada cual con su propia programación curricular.
Mientras la BEN trabajaba con el gobierno para ampliar el alcance, el modelo de Shishuder Jonno aportaba información importante para la defensa y el desarrollo de políticas. Como la intención del gobierno era universalizar inicialmente un año de enseñanza preescolar, el programa pasó de un enfoque bienal a uno anual. Se establecieron programas y métodos educativos oficiales y Shishuder Jonno colaboró con el gobierno ofreciendo asistencia técnica en cuestiones como los materiales didácticos y la capacitación de los docentes y los comités administrativos.
Ahora la cuestión es qué modelos podrían llegar a los niños que siguen sin acceso a la educación preescolar, como los hijos de trabajadores de zonas urbanas y los que viven en zonas rurales remotas. Save the Children lucha actualmente por que se amplíe la cobertura de varias iniciativas que han tenido éxito en Bangladesh durante su fase piloto y más allá:
- Campamentos de desarrollo de la primera infancia para niños desfavorecidos que viven en zonas aisladas. Se trata de sesiones de 42 días en grupos de entre ocho y diez niños pensadas para que estos adopten hábitos de aprendizaje y practiquen actividades que los preparen para la escuela primaria.
- Programa de crianza para la alfabetización y las competencias matemáticas tempranas. Sesiones para padres e hijos encaminadas a enseñar juegos y actividades que los padres puedan repetir durante el día a día para fomentar la alfabetización y las habilidades matemáticas tempranas.
- Lectura para niños. Sesiones para padres e hijos que fomentan el amor por la lectura, incluso entre los progenitores con escaso nivel de alfabetización. Se prestan libros y se anima a los padres a mirar las ilustraciones con sus hijos e inventar historias.
- Enseñanza preescolar temprana gracias a la política gubernamental que en principio se dirigía a los niños de 5 años pero que aspira a incluir también a niños más pequeños. Tanto el Ministerio de Asuntos de la Mujer y la Infancia como el Ministerio de Educación Primaria y de Masas han participado en la elaboración de la programación curricular basada en juegos. Dentro de las escuelas primarias, se realizan sesiones de dos horas con grupos de entre 15 y 20 niños de 3 y 4 años. Este modelo permitirá evaluar las ventajas relativas de un sistema que ofrece un año de enseñanza preescolar en lugar de dos.
Al mismo tiempo, estamos trabajando en un proyecto para niños más pequeños como parte del programa de estimulación temprana que ayudará a los padres a incrementar las interacciones de ‘servir y devolver’, el apego y la adquisición de vocabulario en los niños desde el nacimiento hasta los 3 años. Tras el éxito de la fase piloto, colaboramos con el sistema sanitario nacional para difundir un mensaje de cinco minutos sobre estimulación cognitiva que se pueda proporcionar a las madres cuando acuden a los centros de salud con sus bebés para una revisión.
Objetivo: la universalidad
Cuando se pretende ampliar la cobertura de un pequeño programa piloto dirigido por una ONG hasta unos niveles que solo los gobiernos pueden coordinar, se requiere una colaboración a largo plazo. Es imprescindible que las partes implicadas a nivel local y central dialoguen con frecuencia y se impliquen, lo que genera sensación de transparencia y confianza, además de una buena disposición para reconocer cuándo algo funciona y cuándo hay que adoptar un nuevo enfoque. El papel de Save the Children en la BEN y la implicación de esta red con el gobierno han demostrado que la innovación no es rápida ni fácil, pero que es la única forma de demostrar con pruebas cuáles son los enfoques programáticos más eficaces para satisfacer las necesidades de contextos locales tan diversos.
Tanto los responsables de las políticas de Bangladesh como los organismos de desarrollo son cada vez más conscientes de la importancia de invertir en la primera infancia para que el país alcance sus objetivos de desarrollo económico y social. Lo que necesitamos ahora es demostrar empíricamente la eficacia de los distintos modelos y enfoques para establecer unos estándares de calidad mínimos, crear sistemas de supervisión e incorporar procesos de capacitación que subsanen las lagunas detectadas.
Se pueden consultar referencias en la versión en PDF del artículo.