Invertir en la primera infancia es la mejor apuesta que un país puede hacer en su presente y en su futuro. Partiendo de esa realidad, en Colombia diseñamos una política integral –llamada De Cero a Siempre– encaminada a lograr una sociedad igualitaria, en la que las condiciones de desventaja al momento de nacer no se perpetúen a lo largo de la vida de sus ciudadanos.
La Colombia en paz que estamos construyendo tiene como protagonistas a nuestros niños, y por eso entendimos la urgencia de diseñar una política de infancia visionaria y a tono con la agenda internacional en la materia.
Las evidencias demuestran que el cerebro se desarrolla a un ritmo más rápido durante los primeros cinco años y que la inversión en esta población tiene las mayores tasas de retorno social. Basándonos en estas evidencias y teniendo como prioridad la garantía de los derechos de los niños, decidimos crear una propuesta de atención integral que se ajustara a las particularidades del entorno en el que ellos viven, a lo largo de todo el territorio nacional. Con este fin convocamos al sector privado, a las organizaciones sociales y comunitarias, a la academia y a los organismos de cooperación internacional.
Este reto nos exigió innovar en la forma de diseñar, gestionar, implementar e invertir en una política pública eficaz. Después de siete años de implementación, y gracias a un aumento histórico en la inversión en primera infancia, Colombia ha logrado ampliar considerablemente la cobertura de atención integral para esta población, que nos ha permitido pasar de 400 000 niños atendidos en 2010 a más de 1,2 millón en la actualidad, de los que cerca del 50% vive en condición de vulnerabilidad.
Cada niño como sujeto de la atención integral
La política De Cero a Siempre cambió la forma de atender la primera infancia, al poner al niño en el centro de sus acciones para generar cambios en su vida y promover su desarrollo integral. Hoy, la atención se lleva a cabo de manera nominal: cada niño se registra con su nombre, apellido, número de identificación y ubicación, y se hace un seguimiento periódico a cada una de las atenciones que recibe.
Para esto, creamos la Ruta Integral de Atenciones –la principal herramienta de gestión de la política–, que define las atenciones que cada niño debe recibir entre los cero y los 6 años. Se priorizó una serie de atenciones que consisten en que cada niño cuente, por ejemplo, con Registro Civil de Nacimiento, afiliación al Sistema General de Seguridad Social en Salud, esquema de vacunación completo, seguimiento nutricional, formación en cuidado y crianza para sus familias y cuidadores, entre otras. Estas atenciones se hacen visibles en los sistemas de registro y monitoreo institucionales, con los que se realiza el seguimiento de la ejecución de la política de primera infancia, algo fundamental para prevenir situaciones de riesgo y tomar medidas a tiempo.
Trabajo articulado e intersectorial
Especializarse –institucional y técnicamente– para afrontar el reto de garantizar una atención integral de calidad supuso un esfuerzo de coordinación en los ámbitos nacional, departamental y municipal. Hacerlo posible nos permitió canalizar esfuerzos económicos y técnicos en la articulación de la oferta institucional con la demanda territorial, e incluir la primera infancia en los planes de desarrollo.
Fue así como creamos la Comisión Intersectorial para la Atención Integral de la Primera Infancia, que posibilitó generar una arquitectura acorde con el objetivo de la política, que reúne y armoniza las acciones de las entidades involucradas en la atención integral.
Generación de alianzas
En consonancia con lo anterior, se han establecido valiosas alianzas público– privadas que dinamizaron todo el proceso de estructuración, implementación e impulso de la política.
Como gobierno nos sentimos muy emocionados al constatar el gran aporte que las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, la academia y la cooperación internacional realizan de manera autónoma al desarrollo de la primera infancia. Y nos dispusimos a generar las condiciones necesarias para que estas acciones se realizaran en sintonía con la política y en coordinación con el Estado, a fin de ampliar el alcance del objetivo que nos unía: promover el desarrollo integral de la primera infancia.
Promoción de la corresponsabilidad
El principio de corresponsabilidad establece que la familia, el Estado y la sociedad son garantes de los derechos de las mujeres en estado de embarazo y de los niños –para nuestro caso, los niños que están en su primera infancia. Teniendo en cuenta este principio orientador de la Convención sobre los Derechos del Niño y las normas nacionales relacionadas con el tema, la política ha buscado propiciar transformaciones culturales e influir en imaginarios sociales para lograr que la atención a la niñez sea una prioridad, al resaltar el rol decisivo de las familias en el desarrollo integral de los niños y promover la participación activa de la comunidad en su acompañamiento.
Una perspectiva integral del desarrollo
Para la política De Cero a Siempre no es suficiente orientar acciones a un solo aspecto del desarrollo de los niños, es preciso considerar el concepto de integralidad. Esta mirada implica concebir a los niños como agentes activos frente a su propio desarrollo, plantear nuevas exigencias para sus familias, a los agentes educativos que los atienden diariamente y a quienes diseñan programas y proyectos de este tipo.
Lo que implica la política para la vida de los niños de Colombia
La política De Cero a Siempre se suma al esfuerzo que desde diferentes frentes ha hecho este gobierno para favorecer la construcción de un mejor país. Esa Colombia mejor nos exige garantizar que la generación de la paz crezca en las mejores condiciones.
Desde 2010 hemos invertido cerca de 6800 millones de dólares en su bienestar, cifra a la que se suman los recursos invertidos por las entidades territoriales y otros 100 millones de dólares gestionados mediante alianzas público–privadas para ejecutar las líneas de acción de la política.
Actualmente, la política vive en los territorios, esos mismos que están renaciendo después de un conflicto armado de más de medio siglo. A través de procesos de cooperación técnica con los 32 departamentos del país –y casi la tercera parte de los municipios del país– se logró fortalecer las capacidades de las autoridades y actores locales para la gestión e implementación de la política.
Con la pertinencia de las atenciones se ha avanzado tanto en la humanización como en la flexibilización de la atención a madres gestantes y a niños en primera infancia. Además, se definieron y actualizaron las modalidades de educación inicial, y hasta ahora se ha formado a 150 000 agentes educativos en atención integral a la primera infancia.
En el marco del esquema de atención 1000 primeros días de vida se afiliaron al Sistema de Seguridad Social en Salud más de 4 millones de niños menores de 6 años, y el 95% de los menores de un año ya han sido vacunados.
Asimismo, hemos fortalecido las capacidades de atención y crianza de cuidadores y familiares, acompañándolos mediante diferentes estrategias, entre ellas, la entrega de 7400 ajuares de bienvenida a recién nacidos de zonas vulnerables.
Para promover el acceso a la lectura y bienes culturales hemos entregado más de 15 millones de libros y materiales especializados en modalidades de educación inicial y bibliotecas públicas, y se han puesto en funcionamiento cerca de 227 salas de lectura.
Nos sentimos orgullosos de las vidas que estamos ayudando a transformar para siempre gracias a los 274 nuevos centros de desarrollo infantil que hemos creado en todo el país.
Y nos hemos unido a la alianza formada por más de 40 socios públicos y privados para crear la iniciativa Generación Cero Desnutrición, cuyo propósito es erradicar de Colombia la desnutrición crónica en 2030.
Ahora bien, con el fin de consolidar los resultados de la cooperación en temas de primera infancia –junto con el centro de análisis Diálogo Interamericano, la Fundación Bernard van Leer y otros actores–, se concertó la Agenda Regional para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia en países de Latinoamérica y el Caribe, como un instrumento para ayudarnos a mejorar progresivamente en la atención de esta población en nuestros países.
Los desafíos de la política De Cero a Siempre
Colombia está viviendo una época de grandes transformaciones y, en consecuencia, su política De Cero a Siempre deberá ajustarse permanentemente para responder a las necesidades de la primera infancia.
Un reto importante es lograr la universalización de la atención integral de calidad y localizar a los niños que deben recibir una atención diferencial, sobre todo aquellos que viven en las zonas que fueron más afectadas por el conflicto armado. Este esfuerzo implica optimizar la articulación entre la nación y los entes territoriales para definir con claridad las competencias de cada uno en la formulación, implementación, seguimiento y evaluación de la política.
Y lo mismo con las diferentes entidades –del sector público, privado y de la sociedad civil– con las que trabajamos de la mano en favor de los niños del país.
La generación de la paz, nuestra prioridad
Así como hace casi sesenta años la Fundación Bernard van Leer tomó la sabia decisión de centrar sus esfuerzos en los niños, el Estado colombiano –mediante la política De Cero a Siempre– puso a la infancia en el centro de sus acciones. Este es el mejor legado que podemos dejarle a la generación de la paz, pues sus bases sólidas le permitirán a Colombia seguir avanzando con contundencia en el deber de asegurarle el pleno ejercicio de sus derechos desde antes de nacer.
Nuestros niños no son solo el futuro, ¡son el presente de una Colombia y un mundo en paz!
Se pueden consultar referencias en la versión en PDF del artículo.