Muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible van encaminados a poner fin a la violencia contra los niños pequeños. Se ha creado una nueva alianza, que tiene su secretaría en UNICEF, para tratar de aprovechar el impulso que generan los ODS, junto con la creciente concienciación sobre los efectos tóxicos de la violencia en el desarrollo del cerebro. En este artículo se exponen las conclusiones de las investigaciones más recientes, se presenta la alianza y se explica lo que pueden hacer las entidades de todo el mundo para colaborar.
Apenas existen estudios que se centren en la violencia padecida por los niños desde antes del nacimiento hasta los 5 años de edad. Lo que sí se sabe es que en todo el mundo, según un artículo reciente publicado en Pediatrics, mil millones de menores de entre 2 y 17 años han sido víctimas de violencia el año pasado (Hillis y otros, 2016). Evidentemente, una parte de los afectados tienen menos de 5 años, y cabe sospechar que si analizáramos, por ejemplo, los casos de violencia como forma de disciplina, sacaríamos conclusiones preocupantes en cuanto a los niños de esta categoría de edad. Asimismo, un análisis más detallado demostraría que, entre los niños con discapacidades, el índice de violencia como forma de disciplina es mayor que en los demás casos (UNICEF, 2014b).
Según la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS), la violencia como forma de disciplina está muy extendida. Prácticamente en todos los países estudiados las sufren más de la mitad de los niños de entre 2 y 4 años (UNICEF, 2012). Los porcentajes de afectados van desde el 41% de Bosnia y Herzegovina hasta el 94% de Vietnam. La encuesta revela que una alarmante cantidad de niños pequeños sufre la violencia en los distintos países (véase la figura 1).
Desmond Runyan, director ejecutivo del centro Kempe para la prevención y el tratamiento del maltrato y abandono de los niños, lleva 30 años investigando sobre estos temas. Se ha centrado en la detección y las consecuencias del abandono y el maltrato, especialmente cuando se trata de bebés y niños pequeños. Por ejemplo, en uno de sus estudios concluye que existe una estrecha relación entre el abandono padecido durante los dos primeros años de vida y las agresiones a edades posteriores (Kotch y otros, 2008). Se han llevado a cabo otras investigaciones importantes en este campo, y últimamente se están publicando datos sobre los efectos del estrés tóxico en la primera infancia, un problema que afecta directamente a la estructura del cerebro y que provoca problemas de “aprendizaje, comportamiento y salud psicofísica” para toda la vida (Consejo Científico Nacional de Desarrollo Infantil, 2007).
La nueva Alianza Global
En este contexto, y teniendo en cuenta los nuevos objetivos de desarrollo sostenible aprobados el 4 de enero de 2016 (Naciones Unidas, 2015), también conocidos como Agenda 2030, se ha creado la nueva Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez. Como se muestra en la figura 2, en varias metas de los ODS se menciona explícitamente la violencia contra los niños (Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, 2015, p. 6).
La alianza persigue tres objetivos concretos:
- Reforzar la voluntad política de poner fin a la violencia contra los niños, de modo que este asunto pase a ser prioritario.
- Acelerar la adopción de medidas a escala nacional en torno a una serie de intervenciones que han demostrado su eficacia a la hora de prevenir la violencia y atender a las víctimas.
- Abordar el problema de la violencia de forma transnacional, favoreciendo la colaboración entre los distintos países, y fomentar la creación de un movimiento internacional por el fin de la violencia.
La alianza, que es inclusiva, transparente y se centra en los derechos, se ha concebido con una vigencia equivalente a la de la Agenda 2030, y cuenta con una estrategia que orientará sus primeros cinco años de vida (Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra la Niñez, 2015, pág. 6).
La alianza engloba a organizaciones de la sociedad civil, fundaciones, entidades del sector privado, gobiernos, académicos e investigadores, agencias de las Naciones Unidas, líderes de comunidades religiosas y los propios niños pequeños. En la secretaría de la alianza, situada en la sede de UNICEF de Nueva York, trabaja una comisión formada por representantes de la sociedad civil y gubernamentales, así como expertos respaldados por UNICEF y asesores sobre estrategia, gobernanza y mediciones. Si bien la labor de la alianza se encuentra en una fase incipiente, ya ha generado un interés considerable en el seno de la sociedad civil, las Naciones Unidas y los gobiernos, lo cual parece indicar que, en general, existe una mayor concienciación sobre la gravedad del problema de la violencia contra los niños, una voluntad política de cambio real y sostenible en las sociedades de todo el mundo, y una demanda de lograr esta transformación.
Aunque es difícil saber con exactitud qué efectos tendrá la alianza en las vidas de los niños desde antes del nacimiento hasta los 5 años de edad, sin duda las estrategias que seguirá y fomentará repercutirán en estos menores y en sus familias. Este paquete de intervenciones se está elaborando bajo el liderazgo de la Organización Mundial de la Salud, y merece un análisis más atento, en especial en lo que se refiere a los niños más pequeños. INSPIRE, el paquete de soluciones para poner fin a la violencia creado por la OMS y sus principales contrapartes, como UNICEF, abarcará siete áreas de acción (figura 3). En especial, este trabajo dirigido por la OMS se basa en el paquete de medidas THRIVES (Hillis y otros, 2015), las recomendaciones del Representante Especial del Secretario General sobre la violencia contra los niños (oficina del Representante Especial del Secretario General sobre la violencia contra los niños, 2013), las seis estrategias recomendadas por UNICEF (2014a) y el trabajo llevado a cabo por las organizaciones de la sociedad civil que actúan en primera línea en la prevención de la violencia contra los niños y en la ayuda a las víctimas.
Cómo se puede colaborar
A escala global, la alianza se centrará en construir la voluntad política necesaria para poner fin a la violencia contra los niños y convertir su prevención en una prioridad. Además, servirá de catalizador para difundir el movimiento por el fin de la violencia sobre la base de que es necesario cambiar las actitudes y las normas sociales que toleran la violencia. Para ello, se puede actuar en todos los ámbitos, pero es especialmente importante que se fomente este movimiento en las comunidades de todo el mundo, a ser posible con la implicación activa de los jóvenes, y que la sociedad civil desempeñe un papel clave. De este modo, todo el mundo podrá participar en la lucha contra la violencia.
En el primer borrador de la estrategia de la alianza, se introduce el concepto de países “pioneros”, es decir, aquellos que ya han demostrado un firme compromiso por acelerar las iniciativas encaminadas a proteger a los niños. En estos países, por ejemplo, las contrapartes prestarán asistencia técnica para lograr que el gobierno en su conjunto se implique en la prevención de la violencia: entre otras cosas, habrá que elaborar una hoja de ruta para la implantación del paquete de soluciones basadas en pruebas y lograr un compromiso a escala nacional para aumentar la financiación. La alianza creará una plataforma para que los distintos países compartan conocimientos “en tiempo real”. Siempre que sea posible, se proporcionará financiación de efecto catalizador mediante un fondo fiduciario asociado. Los países pioneros, de diferentes niveles de renta y ubicaciones geográficas, serán los cimientos de la alianza y demostrarán que la violencia se puede prevenir. Crearán intervenciones innovadoras y las implantarán a gran escala.
En el año 2017 (con toda probabilidad, en el cuarto trimestre) la alianza organizará una “cumbre de soluciones”. Los países pioneros compartirán sus experiencias sobre lo que funciona y sobre las dificultades por superar. A partir de esa información, se perfeccionarán los instrumentos para compartir conocimientos,
ya sea en Internet o por otros canales. Es posible que surjan nuevos pioneros. De hecho, ya se ha planteado la cuestión de convertir en pioneros ciertos organismos regionales, como el Movimiento Mundial por la Infancia de América Latina y la Iniciativa del Sur de Asia para Erradicar la Violencia contra los Niños. Asimismo, hay ciudades que hablan de la posibilidad de convertirse en pioneras.
La alianza, en calidad de plataforma global de defensa, aprovechará su poder de convocatoria para difundir el movimiento global contra la violencia tanto dentro de cada país como en el ámbito internacional. Hay muchas iniciativas en marcha para proteger a los niños, como Together for Girls, Girls Not Brides, el movimiento para acabar con la mutilación genital femenina o Global Alliance for Children. La alianza colaborará con estos movimientos, potenciará sus puntos fuertes e impulsará un motor de cambio imparable para las vidas de millones de niños de todo el mundo.
Todos los gobiernos, las ONG, las fundaciones y otras entidades disponen de distintas formas de sumarse a esta alianza: apoyar el llamamiento que tendrá lugar en julio de 2016, respaldar el paquete de intervenciones y adoptar los principios de la alianza.
La Agenda 2030 nos atañe a todos y la alianza permitirá poner a prueba su universalidad.
Se pueden encontrar referencias en la version en PDF del artículo.